domingo, 23 de septiembre de 2007

Tres Lecciones de Tinieblas: Lichtzwang (primera lección)


Tres Lecciones de Tinieblas, escrito entre 1979 y 1980, es un pequeño poemario que consta de catorce poemas los cuales se distribuyen en tres “lecciones”. La primera lección cuenta con cinco poemas, la segunda con cuatro y la tercera con cinco de nuevo. Cada poema tiene por título una letra del alfabeto hebreo.
El título del poemario tiene ya una gran importancia pues nos introduce en el mundo de sutilezas que es lenguaje, el lenguaje no es algo claro sino que embrolla la realidad o la crea según su uso. Son claves los dos sustantivos del título, “lecciones”, algo que ha de aprenderse y tenerse en cuenta y “tinieblas”, oscuridad, ceguera. Aprender de la oscuridad cuando todo parece tan claro, es esa palabra alemana que no tiene traducción al español, “Lichtzwang”, la luz obligatoria que no deja ver lo que hay en lo oscuro, en el origen.
Valente abre su texto con unos versos del rabino Dov Baer de Mezeritz que dicen,
“El Santo, bendito sea, reside en las letras”
Con esta cita, el autor deja clara la intención de su poemario. “El Santo”, el espíritu, el origen de todas las cosas, reside en las palabras. “En principio fue el verbo” [Gn, 1-2].

Primera lección:

Alef, la primera letra del alfabeto hebreo, el eje de las letras,

“En el punto donde comienza la respiración, donde el alef
oblicuo entra como intacto relámpago en la sangre: Adán,
Adán: oh Jerusalem.”

El “punto donde comienza la respiración” marca un principio, el Principio donde nada ha comenzado ni inspiración ni espiración, es un umbral (“Schwelle” en alemán) que da título a un libro de Celan (Von Schwelle zu Schwelle[1]) y a uno de los puntos centrales del discurso de Heidegger sobre el Habla[2].
El “alef”, es decir, el inicio, entra en el torrente sanguíneo, se da a la vida comienza a existir la palabra y con ella la Vida, Adán, el principio, el primer hombre. Jerusalem, la primera ciudad santa. Marca la entrada en el mundo del lenguaje y la representación de lo irrepresentable.

Bet, segunda letra, ubicación, lugar, el eje de la historia,

“Casa, lugar, habitación, morada: empieza así la oscura
narración de los tiempos: para que algo tenga duración,
fulguración, presencia: casa lugar, lugar, habitación, memoria:
se hace mano lo cóncavo y centro de la extensión: sobre las
aguas: ven sobre las aguas: dales nombres: para que lo que
no está esté, se fije y ser estar, estancia, cuerpo: el hálito fecunda
al humus: se despiertan, como de sí, las formas: yo
reconozco a tientas mi morada.”

Lo cóncavo, el agua, el humus, son elementos dadores de vida. La vida se inició en el agua y por ella, el humus alimenta seres vivos y se nutre de ellos, rotación y; lo cóncavo, la matriz donde comienza una nueva vida. “Dales nombres: para que lo que no está esté, se fije y sea estar” el principio en el que lo único que existía era el Verbo y de él fueron saliendo las palabras que dieron nombres a la realidad y organizaron el caos. Es el punto donde confluyen los dos ejes: el de las letras y de la Historia, las letras como fuerza creadora de historias pues en ellas residen.
“Se hace mano de lo cóncavo y centro de la extensión”, las palabras “mano”, “cóncavo” y “centro” son muy importantes en esta serie de poemas, la mano cobra relevancia durante la segunda lección como representante del crecimiento y el alcance de cimas pero aquí es más importante la palabra “cóncavo”; la concavidad simboliza la Madre, el útero donde se inicia la vida, la gestación. “Ven sobre las aguas: dales nombres, para lo que no está esté” vuelve Valente a incidir sobre ese Verbo inicial que da lugar a todos lo demás imponiendo su orden silábico a un caos donde nada tiene forma definida.
La estructura de este segundo poema, con comas y dos puntos da al párrafo un ritmo constante como de fluir de agua, el lenguaje fluye, “Panta rei”, y cambia.

Guimmel, la tercera letra,

“El movimiento: exilio: infinito regreso: vértigo: el solo movimiento es quietud.”

Movimiento primario que desencadenan las palabras, la quietud de lo que hay antes es un movimiento en sí, la previda. El infinito regreso, cierra el círculo del eterno retorno, todo vuelve a suceder eternamente una y otra vez.

Dalet, cuarta letra hebrea,

“Tejí la oscura guirnalda de las letras: hice una puerta: para
poder cerrar y abrir, como pupila o párpado, los mundos”

Abrir y cerrar los ojos es ver un mundo diferente cada vez de acuerdo con el concepto heraclitiano de “panta rei” ya planteado anteriormente, el concepto de “ojo” como puerta a otros mundos se puede ver ejemplificado en el poema de Paul Celan “Mit wechselndem Schlüssel” (“Con llave cambiante”):

Mit wechselndem Schüssel
schließt du das Haus auf, darin
der Schnee des Verschwiegenen treibt.
Je nachndem Blut, das dir quillt
aus Aug oder Mund oder Ohr,
wechselt dein Schüssel.

Wechsetl dein Schlüssel, wechsetl das Wort,
das treiben darf mit den Flocken.
Jen ach dem Wind, der dich fortstößt,
Ballt um das Wort sich der Schee.
[3]

Finalmente, He, la quinta letra con la que finaliza la Primera Lección,

“El latido de un pez en el limo antecede a la vida: branquia,
pulmón, burbuja, brote: lo que palpita tiene un ritmo y por
el ritmo adviene: recibe y da la vida: el hálito: en lo oscuro
el centro es húmedo y de fuego*: madre matriz, materia:
stabat matrix: el latido de un pez antecede ala vida: yo descendí
contigo a la semilla del respirar: al fondo: bebí tu
aliento con mi boca: no bebí lo visible.”

En ‘He’ tenemos ya el comienzo de la vida en primerísima instancia: el latido, el primer movimiento de la vida. El aire y la respiración que forma parte también de otro movimiento imprescindible para la vida, la respiración; se retoman en este fragmento como condición para la palpitación, para el Inicio. También vuelve concepto de matriz y humedad conditio sine qua non para la vida, pero esta vez el centro, el núcleo donde tiene lugar la Creación es paradójicamente húmedo y de fuego: una liberación de energía sobre lo tranquilo. La “semilla” está presente también en este poema, es lo necesario para que se fecunde lo que está latente y salga a la luz desde ese centro oscuro.
Este poema ya toma consistencia la simbología que Valente emplea en toda la secuencia de poemas, aparece el “Pez” que es en este poemario representa la previda que es la Primera Lección, el Génesis de las palabras.


[1] Trad. “De Umbral en Umbral”
[2] “La intimidad de mundo y cosa reside en el entremedio, reside en el Unter-Schied, en la Diferencia. La palabra Diferencia está ahora liberada de su uso habitual. Lo que nombra esta “Diferencia” no es un concepto genérico para todas las diferencias posibles. Ahora la nombrada la Diferencia es sólo una en cuanto a tal. Es única” Heidegger M., (2002, p. 18)
[3] Trad. [Con llave cambiante/ abres la casa en que se arremolina/ la nieve de lo callado./ Según la sangre que te brote/ de ojo, boca u oído/Cambia tu llave./Cambia tu llave, cambia la palabra/ que puede arremolinarse con los copos./ Según el viento que te empuje/ se amontona la nieve en torno a la palabra.]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hmmm... Si el Pez es la previda, ¿qué es el MegaPez, me pregunto?