martes, 25 de septiembre de 2007

Segunda lección

Vav, sexta letra,

“Fuerza: caída sobre sí misma consumida: volvía
una y otra vez en busca de su nombre: mas no tenía nombre:
respuesta a la que nadie interrogaba: buscaba grietas,
surcos: la penetración: recorría superficies hambrientas: lo
lineal, lo liso: no se conocía: nada sabía o no sabía más de
sí que sentirse a sí misma fuerza ciega: se alumbró en lo
cóncavo: creció en lo húmedo: entró en las bocas de la tierra:
murió: fue concebida: desde morir al no morir: de
sobremuerte, el germen.”

El germen. El punto de comienzo de la vida otra vez, ese pálpito ya fecundado, alumbrado (dada la luz) en lo oscuro que es la muerte, retorno a la vida; otra vez insiste Valente en el concepto de panta rei que domina la filosofía griega de Heráclito. “Se alumbró en lo cóncavo”, de nuevo la idea de útero materno, “creció en lo húmedo” el agua como fuente de vida y finalmente “entró en las bocas de la tierra: murió” desciende para morir, bajo tierra. Se perfila aquí el movimiento que la vida a la muerte en este poemario: la vida se inicia abajo, asciende hasta lo alto y muere al volver a bajar comenzando un ciclo de vida.
La Fuerza creadora cuyas palabras tejen una sutil descripción de la concepción de los seres humanos a través de la experiencia erótica, “caída sobre sí misma: volvía una y otra vez en busca de su nombre […] buscaba grietas, surcos: la penetración”.

Zayin, séptima letra,

“Ahora tenía ante sí lo posible abierto a lo posible y lo
posible: y para no morir de muerte tenía ante sí mismo el
despertar: un dios entró en reposo el día séptimo: vestiste tu
armadura: señor de nada
[1], ni el dios ni tú: tu propia creación
es tu palabra: la que aún no dijiste: la que acaso no sabrías
decir, pues ella ha de decirte: la que aguarda nupcial
como la sierpe en la humedad secreta de la piedra: no hay
memoria ni tiempo: y la fidelidad es como un pájaro que
vuela hacia otro cielo: nunca vuelvas: un dios entró en reposo:
se desplegaba el aire en muchas aves: en espejos de espejos
la mañana: en un sola lágrima el adiós: te fuiste
como el humo que deshace incansable sus múltiples figuras:
no adorarás imágenes: señor de la nada: en el umbral del aire:
tu planta pisa el depertar.”


Este poema puede dividirse en dos partes entrelazadas por el concepto de dualidad, dios/palabra y vida/muerte:
Siete, un número especial en las religiones judía, cristiana y mahometana. El día en el que, según el Antiguo Testamento el Señor descansó después de la creación del mundo. “Tu propia creación es tu palabra” dice Valente, volviendo al concepto del Verbo como iniciador de la Creación, “ella ha de decirte” la Palabra forma parte de la Creación no por Dios sino junto a Dios, son las dos caras de una misma moneda.
Por otro lado, la Palabra que ha de decirte, es como la sierpe, que en la imagología de Tres lecciones de Tinieblas tiene que ver con la muerte y enlaza ambas partes de poema, Valente juega con los conceptos de vida y muerte como la misma cosa, la muerte, la sierpe, es el retorno a la humedad, al inicio de la vida. El umbral del aire antes de la vida “en el umbral del aire: tu planta pisa el despertar”.
Además de la inspiración judeocristiana, Valente toma la idea de vacío como fuente de vida de la filosofía oriental, puede decirse que es umbral del que habla, ese vacío que separa la vida y la muerte es equiparable al “zen” del budismo en el que la Nada es fuente de energía.

Jhet, octava letra,

“Deja que llegue a ti lo que no tiene nombre: lo que es raíz
y no ha advenido al aire: el flujo de los oscuro que sube en
oleadas el vagido brutal de lo que yace y pugna hacia lo
alto: donde a su vez será disuelto en la última forma de las
formas: invertida la raíz: la llama.”

En Jhet se abre camino la Vida, las oleadas, cada vez más cercana a la Vida, símil del parto y el vagido, el llanto del recién nacido. Jhet, es el alumbramiento, desde lo profundo de la previda, desde el pez hacia lo alto. La raíz invertida que es la llama que a su vez se consume para volver a ser raíz. Otra vez el concepto de rotación, de Panta Rei.

Tet, novena letra,

“La sangre se hace centro y lo disperso convergencia: todo
es reabsorbido desde la piedra al ala hasta el lugar de la
generación: las aves vuelan en redondo para indicar el centro
de lo cóncavo: el mundo se retrae a ti: porque el vientre
ha de ser igual al mundo: engéndrame de nuevo: hazme morir
de un nuevo nacimiento: respírame y expúlsame: animal
de tus aguas: pez y paloma y sierpe.


La expulsión del seno materno es morir de nuevo, después de la expansión de la Vida todo vuelve al mismo punto del principio, converge hacia un mismo punto hasta su desaparición, la Nada como origen del movimiento de nuevo y Panta Rei. “Las aves vuelan en redondo para indicar el centro de lo cóncavo”, las aves que vuelan en redondo vigilan a su presa que ponto ha de morir.
Existe una comparación antitética entre el mundo y el vientre materno. El mundo es una madre que con cada inspiración alimenta a la vida que habita en su interior y más adelante la expulsa a la Vida, así el mundo alimenta la Vida con cada porción de oxígeno que aporta pero al final nos expulsa a la Muerte.


[1] "In der Mandel -was steht in der Mandel? Das Nichts.” Paul Celan

No hay comentarios: